Un matemático, Lothar Collatz, en un momento de aburrimiento en 1937 se planteó un “problemita” (se lo conoce como el problema 3n+1):
Ejemplos:
1, 4, 2, 1. (En cuanto llegamos al 1 se repite el ciclo 1,
4, 2, 1 para siempre).
2, 1.
3, 10, 5, 16, 8, 4, 2, 1.
4, 2, 1.
6, 3, 10, 5, 16, 8, 4, 2, 1
11, 34, 17, 52, 26, 13, 40, 20, 10, 5, 16, 8, 4, 2, 1
13, 40, 20, 10, 5, 16, 8, 4, 2, 1
75128138247, la sucesión tiene 1228 pasos para llegar a 1.
1424652103065, la sucesión tiene 1240 pasos para llegar a 1.
16172831301712733, la sucesión tiene 1300 pasos para llegar a 1.
Conjetura de Collatz: siempre terminaremos en 1, es
decir, en el bucle infinito 1, 4, 2, 1.
A día de hoy, utilizando ordenadores, se ha comprobado que la
conjetura es cierta para todos los números hasta 268, pero claro,
eso no demuestra nada.
Es un problema tan famoso como maldito. Entre los
matemáticos profesionales se considera una locura dedicarse a él porque es muy
difícil progresar en su resolución y puede poner en peligro la propia carrera
del matemático (para una Universidad puede ser difícil justificar estar
pagándole a un tipo para que “pierda el tiempo” con esto).
Pues bien, parece que el señor Terence Tao (véase la entrada
anterior) se ha vuelto loco. ¡Bendita locura!
Tao consigue avanzar en la Conjetura de Collatz
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